
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.
En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.
Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.
El amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Tanto más fatiga el bien deseado cuanto más cerca está la esperanza de poseerlo.
El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo.
Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.
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